Se habla de detección precoz cuando, como resultado de la actividad profesional tanto pediátrica como pedagógica, se puede intuir la inminente aparición de un cuadro psicopatológico, general o específico, y se adoptan las medidas iniciales para detectar y derivar a un especialista, la aparición de dicho episodio psicopatológico (agudo o duradero en el tiempo).
Pero existe otro modo de detectar cualquier tipo de trastorno en la infancia, es cuando un adulto de su entorno sospecha que algo no marcha bien y entonces es remitido a un profesional (pediatra, psicólogo, psiquiatra). Por ello es importante que las personas que tratan al niño a diario, tengan la información suficiente que les permita llevar a cabo esta primera detección.
En este sentido, el jefe de la Unidad de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Ramón y Cajal de Madrid, el doctor Javier San Sebastián insiste en que "pocos trastornos tienen un pronóstico tan bueno cuando es precoz"; sin embargo, cuando no se produce el tratamiento o este no es el adecuado, los resultados pueden ser "destructivos". Aunque, aclara, el tratamiento debe ser multidisciplinar, no solamente farmacológico.
El diagnóstico diferencial se debe realizar con la inquietud habitual de los niños pequeños, con problemas en el entorno familiar o escolar, trastornos específicos del aprendizaje (dislexia), defectos sensoriales (hipoacusia, trastornos visuales), malnutrición crónica, efectos adversos de algunos fármacos, retraso mental, espectro autista u otros trastornos psiquiátricos.
Los psiquiatras apuntan que es muy fácil confundir el diagnóstico de TDAH, porque estos niños presentan un 80% de comorbilidad con otras enfermedades psiquiátricas y neurológicas como el autismo, trastornos específicos del lenguaje (TEL), trastornos del desarrollo de la coordinación, depresión, retraso madurativo mental, trastorno negativista desafiante (TND), síndrome de Tourette, trastornos del sueño e irritabilidad.
Es un problema serio y su tratamiento, coordinado con los recursos del colegio y la colaboración de los padres, debe estar dirigido por especialistas médicos con experiencia en niños con trastornos psiquiátricos y del comportamiento.
Algunos niños mejoran paulatinamente cuando reciben apoyos psicopedagógicos en el colegio y/o extraescolares y con técnicas de estudio, pero otros niños solo mejoran sensiblemente cuando reciben, además, un apoyo farmacológico.
Los fármacos que se prescriben para la hiperactividad son variados y su prescripción va a depender del caso individual tal y como lo juzgue el médico. Los fármacos utilizados pueden ser estimulantes o no estimulantes. El metilfenidato es el principal estimulante prescrito debido a la rapidez con la que aparecen los efectos y el control de los efectos secundarios. Dentro de los no estimulantes destaca la atomoxetina, tiene la misma eficacia que el metilfenidato pero tarda más tiempo en verse los efectos.
Fundación CADAH (2012).
BIBLIOGRAFÍA
Bernal Hernández, J. (2008). Familia, Escuela y Niños con TDAH. Relaciones Funcionales.
Martínez Segura, MJ. (2010). Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Universidad de Murcia.
Fundación ADANA, Cuaderno Informativo TDAH Escolares.
Fundación CADAH, Charla Informativa sobre ¿Qué es el TDAH?
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